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Mensaje por Aidan McAvoy Dom Jul 22, 2012 11:00 pm


@ Aidan McAvoy.

La perfección no es más que un vacío legal ♣ Apostles


Datos generales
•• Nombre:
Aidan McAvoy.
•• Apodos: "Traidor" o "Demonio" son las más extendidas por el mundo en general. "Bastardo" junto con otros menos favorecedores procede de sus enemigos y quienes no simpatizan con él. "Aidan/McAvoy", por los que aún sienten respeto. "Ai-chan" por quieres se sienten en la confianza y "Humano" si buscas suicidarte.
•• Fecha de nacimiento: Cinco de Noviembre.
•• Edad: Veintiocho años.
•• Nacionalidad: Irlandés.
•• Ocupación Real: Asesino serial, artista. (?)
•• Ocupación Ficticia: Profesor de anatomía avanzada.
•• Orientación Sexual: Heterosexual, seme; sin embargo este dato no es de mucha relevancia ya que el tema no le importa del todo.


Descripción física
Es fácilmente confundible con un estudiante de instituto, o al menos lo es hasta que empieza a razonar y a jugar con la gente. Su sangre irlandesa le ha acarreado varias de sus condiciones genéticas, su altura es una de las más destacadas pues no pasa del metro con setenta y ocho centímetros aproximadamente; su piel es blanca y suave, ya no le gusta mucho el exponerse al sol logrando con ello que su tono de piel se mantenga de esa forma, así como sus cabellos son ligeramente largos y de un color rojizo. Tiene los ojos rasgados y afilados color rojizo -exceptuando el del lado izquierdo que es dorado gracias a su heterocromia-, siempre con una mirada segura y sabihonda la mayor parte del tiempo. Durante un tiempo uso lentes de contacto para esconder su falla natural para poder escapar, volviendo así ambos ojos rojos; aún usa lentillas cuando la ocasión lo amerita. Cejas finas cuyos extremos exteriores parecen desaparecer antes de bordear toda la longitud de su ojo. Es delgado pero muy bien formado, de cuerpo ligero y ágil gracias a los años de experiencia huyendo de la policía, sumado con su antigua vida de niño callejero; finas pero fuertes piernas y brazos que está sumamente compensado con su extrema agilidad. De manos finas y uñas cortas ligeramente cuidadas -increíblemente ágiles-, en su dedo pulgar y anular de la mano derecha lleva un anillo metálico grueso sin grabados, en la mano izquierda solo lleva uno en el dedo indice. Tiene dos perforaciones en su oreja derecha en la parte de arriba. Sin lugar a dudas, lo que más llama la atención de su rostro es su boca, más concretamente su sonrisa. Grande, de dentadura perfecta y siempre ladina, hasta soberbia. Aidan es una persona que resume seguridad en sí mismo con un simple gesto como lo es mirar o sonreír.

Es subestimado a menudo por su aspecto, pero es más fuerte y hábil de lo que aparenta, pues no solo ha recibido enseñanzas de artes marciales por su propia cuenta, si no que desde muy niño estuvo metido en peleas de bandas aprendiendo así lucha callejera; manejo de armas como pistolas, navajas y parkour. Sus fuertes son la velocidad y la resistencia. Caídas y golpes que quitarían el sentido al instante probablemente a él solo le dejen mareado, atontado y similar.

Se mueve o muy poco, o muy rápido o de forma muy infantil; gesticula mucho con las manos especialmente para expresarse y es algo teatral incluso a veces, tanto a la hora de hablar como de moverse. Modula mucho el tono de su voz al hablar, por lo que suele sonar relativamente cantarín o rítmico la mayor parte del tiempo. No habla con una alta intensidad, no obstante, cuando canta puede llegar a registros bastante altos sin problemas. Su risa es muy ruidosa e infantil, a veces puede resultar incluso inquietante y algo desquiciada. Habla con la seguridad de alguien que lo sabe aparentemente todo e igual que los niños, sin tapujos y a la cara, aunque esto no quiere decir que no sea un maestro de la mentira y el silencio cuando debe serlo.

En cuanto a su ropa se puede decir generalmente viste de manera casual. La usual que suele llevar son unos pantalones oscuros adornados con una cadena colgante al lado derecho, una camiseta blanca de mangas cortas y encima una camiseta de color violeta abierta, botines de color negro. No es muy amante de la formalidad en el vestir pero tampoco es descuidado en ello, mientras vaya cómodo y se pueda mover bien, le basta. No es dado a usar complementos a excepción de sus dos alianzas de plata, aunque siempre lleva encima distintos juegos de bisturís y una navaja -obviamente en la calle y en casa, lo que haga más allá yo ya no lo sé (?)- y su teléfono móvil.

Aidan:

Descripción psicológica
Él, en resumidas palabras, es un "hijo de su madre". A simple vista puede parecer una persona sociable y muy agradable que quiere ayudar, pero en realidad solo busca su diversión, pues nada le importa más que sí mismo; siempre intenta pasar desapercibida en su justa medida y parecer una persona tranquila e inofensiva cuando no lo es en absoluto. Aidan es clasificado, por los que tienen la desgracia de conocerlo, como un demente; lo que habla de repente obviamente no lo diría una persona normal, y para que decir sus más que extrañas costumbres de "forense autodidacta". El estar con las manos ocupadas con distintos materiales corto punzantes y con los pies llenos de sangre ajena para poder dibujar caricaturas con los dedos es uno de sus más suaves "hobbies". Decir que una persona como el es desequilibrada mentalmente es bastante poco, muchos lo clasificarían como un "asesino en serie", sin embargo el no niega con fervor.

Es en si, alguien contradictorio: extremista pero controlado al detalle, infantil pero demasiado maduro para su edad, temerario pero responsable totalmente de sus actos. Excéntrico a la máxima potencia si se puede decir. Dueño una personalidad retorcida que da a pensar que realmente tiene problemas mentales o solo lo hace para seguir ganando mala fama. Normalmente se le puede ver con una sonrisa amplia mientras manipula a sus cercanos, vendiendo información de ellos para su propia diversión, es un chantajista de lo peor si uno no se va con cuidado, cualquier cosa dicha por otra persona podrá ser usada en su contra si llega a los curiosos oídos de este loco asesino. No tiene escrúpulo alguno y no hace distinciones entre personas: para él todas son igual de entretenidas pero a la vez igual de insignificantes; en cierto modo se considera un ser superior al ser él que puede controlar la vida de una persona solo con palabras, todo comportamiento que no esté relacionado con la racionalidad o lo humano le parece aburrido. Puede parecer no tener nada de empatia por la vileza de muchos de sus actos de manipulación, no obstante, eso no es cierto, Aidan tiene mucha más empatía de la que aparenta, pero es una persona con una inteligencia tan inconmensurablemente grande que se asienta demasiado en la lógica como para darle importancia al aspecto emocional, al menos al nivel al que la mayoría de la gente se lo suele dar.

Gracias a esa combinación de empatía, lógica, inteligencia y psicología le ha valido para saber perfectamente el 99% de lo que piensan y harán las personas ante las situaciones que él mismo provoca. Porque al hombre le fascina observar, escuchar, aprender y manipular. Es un eterno curioso aprendiz voyeurista de la vida a través de las experiencias de los demás, y por ello a veces se olvida de las suyas propias, así que sus reacciones pueden llegar a ser diversas, desconcertantes y hasta contradictorias en el ámbito personal. La vida que ha llevado le ha influenciado mucho en su propia forma de ser y comportarse, lo cual le ha alentado a su gran inteligencia a forjar ese peculiar carácter tranquilo e infantil que suele mostrar a los demás, aunque por dentro sea mucho más hiperactivo y calculador de lo que parece.

"Nadie te da nada si no lo consigues, nadie permanece siempre a tu lado, nada ocurre o deja de ocurrir si alguien no mueve una ficha en el tablero."

Pensamientos de un chico que se sintió solo e incomprendido desde siempre, pero que no estaba dispuesto a hundirse en sus propias miserias. Era demasiado orgulloso, controlador e inteligente como para eso. No obstante, puede admitir que tiene una vida muy solitaria. No tiene amigos realmente, solo gente que le ama o le odia, no hay términos medios. Y obviamente él se da cuenta de estas cosas, de que siente igual que aquellos a los que manipula y que, a su vez, puede llegar a ser manipulado si se descuida y se deja llevar por otra cosa que no sea la lógica; por ello admite las cosas obvias e irremediables de su persona, tanto defectos, como virtudes y sentimientos, al menos ante sí mismo. Otra cosa ya es que haga algo al respecto, por lo que se centra aún más en las vidas y asuntos ajenos que en los suyos propios para no enfrentarlos y que no cambie su rutina más allá de lo que se pueda adaptar. Porque Aidan cree en la evolución propia y ajena, las personas han de hacer eso si quieren sobrevivir y él, como buen “dios” que se siente al ver a la humanidad, es él primero que se ha de adaptar para que su vida no cambie más allá de lo que desea. Esa es la razón por la que parece que nada le sorprende o le descoloca al 100%, se lo espera todo del mundo, ha visto de todo pero está hambriento de ver más. Le fascinan pues las reacciones inesperadas porque sin cambios, Aidan McAvoy se aburre.

Sin mencionar su gusto por ver el interior de las personas de manera literal... el hacer obras de arte con cada parte del cuerpo de sus victimas es algo que lo puede mantener ocupado incluso por días en donde fácilmente se le puede olvidar hasta comer. Algunos dicen que hasta ha comido carne humana.

¿Qué hay entonces de su vida íntima y personal? Bueno, es algo a lo que nunca se ha molestado demasiado en ponerle atención más allá de lo estrictamente necesario, aunque no es de piedra obviamente. Siente deseo, pero no a un nivel que se le haga indispensable, no al menos de una forma habitual. Solo tiene una fuente de deseo desde hace años y tiene sus peculiares formas de demostrarlo: la insinuación, las bromas, la violencia… Aidan es un extraño conquistador, puede parecer que esté insinuándose sexualmente a alguien cuando en verdad solo esté bromeando; mientras que a alguien que solo piensa en meterle en problemas y hasta hacer que le tiroteen probablemente le esté diciendo con esos actos que quiere que su atención sea solo para él. El control le gusta en todos los ámbitos.

Así pues, en cuanto a su situación personal, Aidan se limita a subsistir y a divertirse con su "trabajo", cubre sus necesidades básicas y simplemente admite lo que debe de sí mismo para que esos asuntos que no le interesan no influyan a la hora de manipular y observar los ajenos. Puede parecer pacífico o tranquilo en cuanto a peleas se refiere -y sí, prefiere evitarlas quedándose a un lado, haciendo burla a todo amague de golpe- pero si alguien le toca lo suficiente las narices no dudará en defenderse o atacar. Su mejor arma es la ironía. En resumidas cuentas es una es un sarcástico de primera y nunca lograran hacerlo enojar con simpleza, siempre utilizara alguna táctica para que a lo último dicho la otra persona se vea como un tonto que no tiene la razón, y para que decir que disfrutara aún más si este se enoja.

Entrar en el punto de mira de Aidan McAvoy significa convertirse en un peón en un tablero de juegos que acabará con un jaque mate tarde o temprano.

Historia
Remembranzas del pasado, no puedo empezar una nueva vida sin hacerlo primero, después de todo siempre que los protagonistas de una historia empiezan, tienen que contar su vida antes de. Mi historia es simple, sin un doloroso pasado y normal –hasta cierto punto-.

Aidan nació en Irlanda. Sus padres, un inmigrante italiano y una mujer irlandesa de clase media se enamoraron rápidamente desatando sus pasiones detrás de unos viñedos en una noche donde el alcohol y la música estridente adornaba el ambiente. Las consecuencias: Él, una multa por alterar el orden publico y un desdichado amorío fugaz que no duro ni tres meses por que el padre fue a “comprar cigarrillos” –ósea, nunca volvió-. La mujer de nombre desconocido y edad joven, en venganza, odio y nunca más amo a un hombre –aunque eso está en tela de juicio debido a las curiosas visitas nocturnas de hombres su cuarto cuando se pasaba de copas-. Para que decir que no tuvo más que criar al niño sola, tomando trabajos ocasionales de vez en cuando y dejándolo a cargo de una criada que lo único que hacia era ir a beber a los bares de los barrios bajos mientras el bebe jugaba entre los borrachos y posas de licor.

Y las molestias de la mujer comenzaron, tenía que tener dinero no solo para alimentar dos bocas, si no que también para pagar a una tercera por cuidar de su "hijo", eso sumado con el pago de impuestos, su tiempo de ocio reducido y además ya no tenía las libertades de antes; no tardo en darse cuenta de que algo sobraba en ese reducido cubículo que tenían como hogar. Fue hasta un bar de mala muerte con el niño de dos años entre manos, se sentó en una mesa de Poker junto con otros bebedores habituales y regalo a Aidan como si de una ficha se tratase -si es que a eso se le llama perder al bebe en una apuesta-. ¿Que clase de persona apuesta a un niño de dos años?, definitivamente la desesperada madre de un matrimonio fracasado.

El niño desconocido pasó a llamarse Aidan Mcavoy -en honor al tipo que lo gano-, lamentablemente su fracasada vida aún tenía mucho más que soportar. Al año de estar con el hombre, este se aburrió de el y lo hecho a la calle argumentando que el chico no servia para absolutamente nada, que no iba a estar alimentando a inútiles y que si quería ser un hombre más le valía sobrevivir. Marginado por los defectos de uno de sus ojos no le quedo más que pasar solo las peripecias que el destino le tenía preparado; el muchachito de corta melena roja, pálido y débil era maltratado por otros niños callejeros cada vez que era visto circular por los parques irlandeses arrastrando sus penas. Solo era visto como una molestia a pesar de que él ni siquiera hablaba, siempre mantenía la cabeza gacha ante todos los insultos y objetos que colisionaban contra su cuerpo, alimentando el odio en conjunto con el desprecio para todos aquellos que le también le odiaban sin razones.

Desde aproximadamente los cuatro años ya juraba venganza, armando todo tipo de escenarios sangrientos en su tierna mente. Maldiciendo a sus padres por haberlo abandonado, a ese señor que siquiera recordaba y al resto del mundo por que tenían la felicidad y la paz que a el le arrebataron por ser diferente.

Se odiaba, los odiaba a todos... hasta ese día, el único día de su cruel infancia que recordaría por el resto de su patética vida. Era golpeado, otra vez, sentía el sabor de la sangre en el interior de su boca y las piernas dormidas debido a las tantas patadas; con solo seis años podía saber perfectamente que tenía un par de costillas rotas. Grito, trato de defenderse esta vez, sin embargo sus esfuerzos fueron en vano, la mala y poca alimentación poco podía hacer por el.

Hasta que apareció ella: Katherine Slava Erochka, o más conocida como la "reina roja", apodo en honor a su hobbie de decapitar a todo aquel que se atreviera a hablarle sin autorización. La más temida de asqueroso barrio donde vivía lo salto y lo levanto, el no le dirigió palabra y ella lo miro sin ninguna expresión en el rostro luego de que todos se fueron. Aidan le dio una certera mirada de odio antes de marcharse cojeando hasta el basurero donde pasaba sus días, no sin antes escupir un poco de sangre el piso en conjunto con uno de sus dientes. La muchacha de aproximadamente veintidós años de edad no pudo hacer más que sonreír complacida.

Así comenzaron sus extraños días, cada vez que salía por la mañana a mendigar algo de comida ella estaba allí parada esperándolo con un cigarrillo en sus labios, vestida con una gabardina negra, remera blanca unos pantalones negros y unas botas militares, fuera invierno o verano. Lo seguía a todas partes, como si fuera su sombra; el no decía nada y ella, rubia, alta y con un semblante de muerte bajo esos ojos azules tampoco. Días, semanas, meses, cada día era igual. Nadie se le acercaba por miedo a que Katherine Slava Erochka les hiciera algo.



¿Por que me sigues? -. Pregunto al detenerse una vez, volteando su cuerpo hacía ella, apretando los puños con valor mientras le miraba con el odio que lo caracterizaba-. ¿Qué demonios quieres, perra?.

Ella no respondió, ni siquiera le miro, es más, solo miraba al cielo de manera desinteresada mientras fumaba su cigarrillo. Soltó un suspiro y avanzo hasta Aidan con una de sus manos en alto, el chico no bajo la mirada, solo se mantenía esperando con los puños fuertemente apretados la muerte segura por su atrevimiento. Ella poso la mano sobre la cabeza del pelirrojo y le revolvió el cabello.

Sígueme niño. -Fue lo único que dijo antes de seguir avanzando.




Ella comenzó a enseñarle idiomas, matemáticas, historia, ciencias... la mujer a la cual todos temían se estaba haciendo cargo de él, dándole la educación que nadie quiso brindarle cuando lo vieron solo y desvalido. Comenzó a enseñarle a defenderse, a pelear, muchas veces lo llevo a peleas callejeras donde poco menos y lo mataban si ella no intervenía. Aprendió a manejar armas de fuego, no era tan hábil con ellas pero con las armas blancas como cuchillos no había alma que no saliera herida, ni siquiera ella, su maestra. Aunque seguía siendo un desconfiado y arisco de lo peor aprendió rápido, tratando de cumplir todas las palabras que aquella mujer le daba.

Su memoria quedó otra vez marcada en cuanto a los cortos siete años de edad hizo su primer asesinato por dinero, sin saberlo había matado al hombre que lo había abandonado luego ganarlo en la apuesta contra su madre. Dos tiros a la cabeza, no fue más que eso.

Sin embargo, su maestra no estaba contenta.



El primer ataque debe ser el mortal; cometer errores no está dentro de las opciones -Le dijo su maestra, observando el cadáver en el piso-. Cuando veas a la persona tirada en el suelo y estés segura que ya no tiene vida, pasas al segundo paso: constatar signos vitales. Si los tiene, tendrás que prepararte para dos cosas: dejar al pobre diablo como colador y ponerte en guardia, porque iré directamente hacia el lugar donde te encuentres y te golpearé muy feo, y no me importara que tu blanco ya se haya muerto. Si para ese entonces estoy muerta, no te preocupes: soy capaz de regresar desde el infierno para destruirte.



Aidan no tenía más de siete años cuando esa demente valiente y suicida se lo dijo, pero él recordaba cada una de las palabras. En un principio lo hizo porque le resultó increíble que alguien fuera tan ruda con un niño. Después, lo hizo porque conoció mejor a Kate y se dio cuenta que era una desgraciada dispuesta a hacer lo posible y lo imposible para cumplir con su palabra. No permitía errores; no los perdonaba a otros, y era millones de veces más intransigente consigo misma. Katherine Slava Erochka era una de esas personas que no dudarían en dispararte desde el otro lado de la ventanilla de poli carbonato. Sin embargo, a pesar de ello le dejo quedarse con el cuerpo del individuo a pesar de la alta suma de dinero que le daban por el cadáver.

Su gusto por las autopsias comenzó ahí, su maestra le fomento el vicio con libros y textos de estudio. Asesinato tras asesinato Aidan se quedaba con lo que quedaba para hacer obras de arte en el cuarto donde vivían juntos. Su personalidad retorcida y demente afloro, ya no era más el chiquillo desconfiado y débil, ya no más Aidan arisco... le gustaba hablar, más de lo que Kate podría soportar.

A los diez años la mato a ella también, quería experimentar y no le quedo de otra. Aidan estaba descontrolado, tenía una veintena de cadáveres almacenados en ese pequeño cuarto; crucificados, colgados del techo con ganchos para carne, clavados a las paredes y con las tripas fuera. Salió a conseguir instrumentos quirúrgicos para seguir con sus procedimientos, y cuando volvió tres lo esperaban fuera de la casa, los miró de pies a cabeza con una amable sonrisa en el rostro. Preguntaron por su maestra.

Les corto la garganta sin piedad. No le quedo de otra.

La magia negra y todo eso del espiritismo comenzó a llamarle la atención, mato gente en distintos lugares mientras dibujaba pentagramas y colgaba las cabezas de mujeres en el techo. Niños y mujeres eran sus platos preferidos. A los catorce años ya habían encontrado su antigua guarida, donde estaba el cuerpo de su maestra, y lo apodaban monstruo en diarios con revistas. ¡Ya era un puto famoso!. Huyo, disfrazando y continuando con sus crímenes gracias a la gran suma de dinero que venía cargando desde hace bastante por sus trabajos cuando niño, era el puto asesino en serie al que todos temían... era una especie de dios que no podían atrapar, ¡Si hasta los que le contrataban le temían!. Pero el no era un asesino en serie, no claro que no, el era un artista... hacer tales cosas con un simple cuerpo humano era algo que solo el podía hacer, ¿Por que no podían apreciar su arte?, solo se limitaban a despreciarlo.

Aún así sentía que le faltaba algo a su vida, la curiosidad nata y esa mentalidad retorcida, voraz e inteligente no eran del todo útiles a la hora de encontrar ese "algo".

Siguió matando, torturando, escudriñando, pero no podía logar encontrarlo. Se hizo con un mini laboratorio en una de las alcantarillas de Irlanda. Allí tenía su mini museo, miembros amputados, bisturís sucios, zapatos, tacones. Había de todo, salió, tenía que atender una de sus cedes en una de las casas de la ciudad; aún quería encontrar a ese demonio de los pentagramas -y no, no era la presencia de un demonio en su vida lo que le faltaba- solo le quedaba terminar el ritual.


Demonio, demonio, demonio.

¡Si, soy Aidan McAvoy, y soy un demonio! -Si un ser del infierno realmente apareciera, sería realmente tonto charlar con el y no tener nada que ofrecerle -por que ni modo, no quería que le comieran la cabeza aún-. Así que querido niño, si realmente aparece un demonio cuando derrame mi sangre sobre el pentagrama, ¿Te importaría si dejamos que te mate?. ~


Y se jodió todo, el niño escapo. La policía llego, tuvo que correr; cuando llego a refugiarse a su laboratorio descubrió que este había sido incendiado por seres sin alma. Lloró, golpeo las paredes preguntando como habían personas tan crueles e inhumanas que hacían que todo su trabajo se fuera por el escusado. Llego a la conclusión que dios lo había castigado por divertirse tanto, dando por blanco de proyectiles a aquella, su obra maestra de cadáveres.

Estaba destruido, ni siquiera con sus actos de manipulación o sus miles de ceros resguardados en el banco podrían subirle los ánimos.

Lamentablemente Aidan no se pierde de muchas cosas, logro saber de ese grupito especial de delincuentes que se reunían para formar una utopía de más delincuentes. La idea le fascino, su sueño utópico, sus ganas de seguir aprendiendo más formas de matar utilizando y jugando con el miedo de las personas podría probarlas en esa ciudad. ¡Sin que fuera destruido!, ¡Sin que las personas le miraran de forma atroz y como a un monstruo!, ¡Siendo un líder para personas como el!.


¡Soy Aidan McAvoy, y soy un demonio!


Con su dinero -y algo más de persuasión- logro unirse al grupo, sabía perfectamente que no todos confiaban en el, pero le daba igual a el no le importaba hacer amigos, solo quería la carne cortar.


Pronto descubrió que dios no castiga, solo juega con la vida de las personas.

Cosa curiosa viniendo de la mente de alguien que se profesa ateo...





Otras cosas
• Sabe hablar con facilidad y a la perfección unos ocho idiomas tales como: Irlandés, alemán, ingles, frances, ruso, japones, italiano y latin.
• Sus instrumentos de asesinato favoritos son cuchillos y bisturís.
• Se puede decir que es amigo de Lia.
• Adora llenar cubos con sangre y lanzarlos por ahí.
• Sus victimas favoritas de asesinato son mujeres y niños.
• Le gusta la lectura de compendios de anatomía.
• La música clásica y rock son sus adoraciones. El resto no puede ni escucharlos.
• Odia que las personas metan manos a su trabajo.
• Le gusta el café, odia el té.
• Su personaje favorito de la historia es obviamente Jack el destripador.
• Se marea con los gráficos de las consolas de los vídeo juegos.
• No le gusta el pescado.
• Su fruta favorita son las manzanas rojas.
• Tiene el sueño pesado.
• Cuando llora la parte de abajo de sus ojos se torna roja.

© abi odair for sourcecode




Última edición por Aidan McAvoy el Lun Jul 23, 2012 3:52 pm, editado 1 vez
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Mensaje por Aidan McAvoy Lun Jul 23, 2012 8:23 am

Ficha terminada señores y señoritas. ~ -Arroja sangre a las paredes-. (?)
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Mensaje por Mukuro Rokudo Lun Jul 23, 2012 8:09 pm

Muy buena ficha... le faltaron dragones.... pero buena ficha

{ Aidan McAvoy } Chuck_norris_approves

Pasa por los registros correspondientes...
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